jueves, 29 de diciembre de 2016

El Milagro del Stanbrook.

                                       
“La Madre Gloriosa, tan ducha en acorrer
la que suele a sus siervos en las cuitas valer
a este condenado quísolo proteger
recordose el servicio que le solía hacer…”
 Hoy, era el dia, llegamos a Valencia y todos estabamos muy nerviosos porque hoy finalmente ibamos a dejar España atrás...Ojalá y que todo salga perfectamente, estoy deseando volver a vivir tranquila con mi familia.
 Bajamos del bus y de repente nos dijeron que nuestro traficante nos estaba esperando, volteamos mi hermana, mi madre y yo y allí le vimos, un señor alto, delgado, moreno tanto de piel como de pelo, tenía un aire a marroquí. 
Decidimos acercamos y él nos indico donde estaba un apartamento para poder aguardarnos, nos dijo que ibamos a estar con más refugiados pero que no era problema, había bastante sitio, el traficante nos acompaño a la puerta del apartamento y nos comentó que le teníamos que dar ya el dinero ya que el tenía que conseguir el barco e iba a tardar bastante. Le dimos el dinero y se marchó. Nosotras decidimos entrar y la imagen fue impactante, había gente, mucha gente, cogimos un hueco y nos acurrucamos... Mi madre nos arropó con una manta que ella trajo de casa y descansamos las tres un rato.
Cuando despertamos ya era de noche, miré a mis alrededores, mi hermana seguía durmiendo todavía, es una dormilona... Me incorporé, mi madre estaba hablando con otra señora, al parecer madre también pero esta tenía dos hijos bebés y eran gemelos y parecían estar enfermos... Me levanté y me dirigí a un grupo de niños pequeños y saqué el parchís de mi mochila, ellos lo vieron y empezaron a sonreír. Me senté con ellos y me presenté, no entendía como estos niños tan pequeños tienen que pasar lo que está pasando en estos momentos. 
Al día siguiente casi todos los niños estaban enfermos y no me pareció raro, el apartamento estaba sucísimo y además solo había un baño para asearse, llamé al traficante pero saltaba el contestado asi que decidí salir fuera del apartamento para buscarle, comprar medicamentos y ya de paso comprar también comida, todos estabamos muertos de hambre... Sé que el traficante nos dijo de no salir pero ya han pasado tres días y estoy empezando a dudar si volverá o nos a engañado y se ha ido con nuestro dinero.
Me levanté y di mi palabra a todo el mundo de que volvería con comida y medicamentos a lo que se levanto un niño, de mi edad, y dijo que me acompañaría, salimos los dos del apartamento y comenzamos a andar con cautela y a preguntar por el traficante que nos había dejado tirados, nadie le había visto asíque compramos comida, medicamentos y nos dirigimos de nuevo al apartamento.
Cuando llegamos mi amigo y yo y aparecimos con aquellas bolsas tan grandes y llenas de alimentos y medicamentos nos aplaudieron, algunos hasta lloraron de la felicidad, todos empezaron a comer y estaban muchisimo mejor, de repente alguien llamó a la puerta y cuando le abrimos era el traficante con nuestros billetes, nos entregó a cada uno su billete correspondido y nos dijo que el barco salia esta noche en el puerto.
Llegó la noche y todos estabamos muy ilusionados asi que salimos del apartamento y nos fuimos directos al puerto, andamos y andamos, yo estaba cogida de la mano de mi madre y de la otra mano estaba cogida mi hermana, de repente noté como alguién me ponía la mano en mi hombro, me giré y era Diego... Le solté la mano a mi madre y le abraze muy fuerte, tan fuerte que pensé que le dejaría sin respiración, le llené de besos y le juré no soltarlo nunca. Le echaba muchisimo de menos... y el ami también me echaba de menos, por la forma en que me miraba y me abrazaba se notaba mucho.
Ahora si que estaba agusto y con más fé que nunca, llegamos al puerto, alzé mi cabeza y ví aquel barco, eso me recordó a el barco Stanbrook, un barco Británico que recogió a varios Españoles del puerto de Alicante en el final de la Guerra Civil Española. Me acuerdo porque mi bisabuela me hablaba mucho de aquella guerra.

Nos disponimos a entrar para hacer las filas, la familia de Diegos iba delante y mi madre, mi hermana y yo, detrás.
Un señor muy muy raro pasaba por en medio de las filas, tenía muy malas pintas... y ami no me creaba buen ambiente, paso por mi lados y nos miraba muy mal, ´se dió la vuekta y volvió a donde estaban sus compañeros, les dijo algo y ahí es cuando entonces ví como empezaban a separar a adultos de niños... no me lo podía creer... otra vez problemas y más problemas, cuando ya pensaba que todo esto iba a acabar va y nos hacen esto... no hay derecho.
Yo no me pienso separar de mi madre, lo tengo clarísimo.

" Al barco parecido al Stanbrook vamos a entrar, y al fin esta guerra va terminar...
pero algo de que me acabo de enterar, es que nos acaban de separar,
estoy perdiendo la fé, no se si escribir más... 
pero una cosa tengo clara, ni a mi madre ni a mi hermana dejaré atras."