viernes, 3 de marzo de 2017

De la prisión a la deriva.

                                                             “sino yo triste y cuitado
que vivo en esta prisión
que ni sé cuando es día
ni cuando las noches son”


 Ya llevamos tres semanas en este centro de detención de inmigrantes ilegal y estoy muy cansada enserio, esto es irreal, dormimos en el suelo y no es que se diga que este muy limpio, todo es muy distinto, ahora tenemos un refugio pero tenemos que salir de aquí ya, no podemos quedarnos más... no por mucho tiempo.
Conmigo esta Aitor, el a estado en todo momento junto a mi, me ha hecho sonreír en todo lo que llevamos de estancia en esta cárcel, él siempre intenta que los de su alrededor estén bien, recuerdo qué cada vez que no podía dormir, se tumbaba a mi lado y me abrazaba... me recordaba muchísimo a Diego, sus abrazos eran los mas cálidos y dulces del mundo... y de repente sin saber porqué Aitor se había puesto delante de él, haciendo que no pensara tanto en Diego, y mira que eso es difícil, pero Aitor... él es diferente, muy diferente y me cuida más que a nadie y eso me gusta.

En este periodo de tiempo en este centro, me hice amiga de una policía, nos hacia compañía cuando estábamos aburridas... y la pedimos un favor, que fuese  nuestra avecilla, que nos informara del exterior... Para escapar, pero un día de repente deje de saber de ella.
Y bueno, al fin, llego el esperado día, sin saber de donde venía, un papel llego a mi cama que ponía : "YA PUEDES ESCAPAR, ESTA TODO CONTROLADO PAULOVA".
En ese mismo instante supe que la que me había dicho eso fue la policía, ella me llamaba así porque decía que le resultaba gracioso.
No me costo nada reaccionar, llame a mi madre y a mi hermana disimuladamente y las informe del problema, a Aitor igual, él se venia conmigo sí o sí.
Finalmente, nos preparamos y escapamos.

¡Quién hubiese tal ventura
   sobre las aguas del mar,
como hubo mi amigo
   la mañana de escapar
   Con un papel en la mano
la huida iba a acabar,
vio venir una galera
que a tierra quiere llegar.
   Las velas traía de seda,
   eran bonitas de mirar,

   marinero que la manda
diciendo viene un cantar.
 

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